“Encontrar y recuperar la salud debería ser el objetivo del terapeuta. Cualquiera puede encontrar la enfermedad”. Andrew Taylor Still
Basándose en el principio de que el cuerpo tiene el poder de superar la enfermedad, se aplican los procedimientos necesarios para facilitar que el organismo libere los recursos disponibles para recuperar su equilibrio.
El papel del terapeuta, se ciñe entonces, gracias a un razonamiento basado en el conocimiento anatómico y fisiológico a:
- Encontrar los elementos que traban y perturban los procesos normales de mejoramiento.
- Reajustarlos mediante las técnicas más apropiadas en cada caso.
- Y dejar que la sabiduría del cuerpo haga lo esencial: reestablecer su equilibrio y su salud.
TRATAMIENTOS:
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Sistema músculo-esquelético:
Contracturas, Sobrecargas, Desgarros musculares.
Esguinces, lesiones meniscales. Tendinitis.
Fracturas, recuperación post-traumática y post-quirúrgica, luxaciones.
Dolor de espalda (cervical, dorsal, lumbar, sacro, ciática, hernia de disco, etc.).
Alteraciones posturales: cifosis, escoliosis, hiperlordosis, etc.
Hombro doloroso. Túnel carpiano. Pinzamientos.
Fascitis plantar. Trocanteritis, Artrosis, Fibromialgia, etc.
Preparación física y técnicas de relajación para el parto.
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Sistema visceral:
Malas digestiones – Hernia de hiato – Gases – Estreñimiento.
Dolores y alteraciones menstruales.
Piernas cansadas, retención de líquidos.
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Esfera craneal / Sistema nervioso:
Mareos, vértigos.
Cefaleas, migrañas, jaquecas.
Sinusitis crónica.
Dolor en la articulación de la mandíbula (ATM). Bruxismo.
Ansiedad – Insomnio – Estrés.
Tabaquismo – Sobrepeso.
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Alergias – Intolerancias:
Alimentarias: huevo, frutos secos, trigo, marisco, etc.
Ambientales: pólenes, ácaros del polvo, caspa de animales, frío, etc.
Medicamentos: aspirina, penicilina, etc.
Sustancias químicas: presentes en cosméticos, disolventes, detergentes, perfumes, tintes, pesticidas, productos de limpieza, etc.